El fiscal Martín Camps lo acusó por tres episodios de violencia de género, incluido un intento de ingreso armado al domicilio de la víctima. El juez Maturano Wagner, confirmó su detención. Las denuncias revelan un patrón de hostigamiento reiterado. –eldiariodecatamarca.com

Un hombre fue imputado por desobedecer reiteradamente órdenes judiciales de restricción y protagonizar un violento episodio frente al domicilio de su ex pareja, a quien amenazó con un arma blanca. El fiscal de Instrucción Penal de la Segunda Circunscripción Judicial de Andalgalá, Martín Camps, lo acusó formalmente por tres hechos cometidos en un claro contexto de violencia de género. 

El juez de Control de Garantías, Martín Guillermo Maturano Wagner, confirmó su detención tras el pedido del Ministerio Público Fiscal. La causa se inició tras una denuncia de la víctima y actuaciones de la policía, como parte de la investigación, se realizaron varias medidas probatorias, entre ellas un examen médico, inspección ocular, toma de declaraciones y análisis del contenido de un celular. 

Además, se acumularon denuncias anteriores radicadas por la misma mujer, lo que permitió al fiscal establecer un patrón de hostigamiento persistente por parte del acusado.

Tres episodios de violencia creciente

El primer episodio ocurrió el 28 de marzo de este año, cuando el imputado se presentó por la noche en el domicilio de su ex pareja, violando una orden judicial vigente que le prohibía acercarse. Durante ese encuentro, la amenazó diciéndole que, si “rehacía su vida con otra persona, les haría daño a ambos”, lo que generó un profundo temor en la víctima.

El segundo hecho tuvo lugar el 1° de mayo, alrededor de las 19:00 hs, cuando el hombre volvió a acercarse al domicilio, una vez más en violación de la orden judicial de restricción. Pero lo más grave ocurrió minutos después, presuntamente bajo los efectos del alcohol, intentó ingresar nuevamente a la vivienda portando una cuchilla de gran tamaño. Buscaba insistentemente a la mujer, en un episodio que representó una amenaza directa y grave.

La rápida intervención policial fue clave para evitar consecuencias mayores. La víctima logró alertar al 911, y efectivos policiales llegaron al lugar, detuvieron al agresor y secuestraron el arma blanca.

El fiscal lo imputó por los delitos de desobediencia judicial y amenazas (primer hecho), desobediencia judicial (segundo hecho) y amenazas agravadas por el uso de arma (tercer hecho), todos en concurso real y en contexto de violencia de género.