Escrita en la década de 1960, imagina a jóvenes compitiendo en un maratón mortal por entretenimiento. Una nueva película nos recuerda cómo anticipó la telerrealidad.

Cien adolescentes, seleccionados por sorteo en todo Estados Unidos, se embarcan en una maratón sin meta.

Seguidos por soldados armados en jeeps y observados por espectadores de todo el mundo, deben mantener un ritmo de 6,5 km/h, y si bajan de la velocidad indicada, reciben una advertencia.

Este es el concepto lúgubremente cautivador de "La Larga Marcha", una novela extraordinariamente profética que Stephen King escribió entre 1966 y 1967, durante su primer año de universidad.

Ambientada en un EE.UU. con una historia alternativa, sumido en el dominio militar, fue el primer libro que King escribió, pero no se publicó hasta 1979, cinco años después de que su obra "Carrie" irrumpiera en las listas de los más vendidos como un balde de sangre derramada desde las vigas.

Ahora, 46 años después, cuando King cumple 78 años, "La Larga Marcha" finalmente ha sido adaptada al cine.

"Leí 'La Larga Marcha' justo cuando estaba escribiendo 'Soy Leyenda [2007]' y me encantó", explica su director, Francis Lawrence, quien no es ajeno a los concursos distópicos mortales, tras haber dirigido las últimas cuatro películas de "Los Juegos del Hambre".

"Se convirtió probablemente en mi libro favorito de King, y uno de mis libros favoritos, punto".

Lawrence señala la importancia de mantenerse fiel al espíritu de una novela a menudo catalogada como la más pesimista de King, cuya violencia sombría y desesperación escalofriante quizás expliquen por qué su llegada a la gran pantalla ha sido tan (acertadamente) arduo.

Primero, George A. Romero y luego Frank Darabont poseían los derechos del libro, pero no lograron que llegara a buen puerto, a pesar de que ambos habían trabajado previamente con King en varias películas.

Lawrence triunfó donde ellos fracasaron, y lo hizo sin suavizar la desgarradora historia para hacerla más digerible para el público general.

"Hay que sentir el paso de los kilómetros y el tiempo, y sentir la degradación, emocional, psicológica y física", insiste.

"No iba a diluir eso ni a hacer que el estudio se sintiera demasiado cómodo con ello", dice.

"Hay algo implacablemente pesimista en la naturaleza de la historia: muchos jóvenes asesinados", coincide el programador de cine independiente y escritor Michael Blyth.

"Pero, al mismo tiempo, hay mucha amabilidad. Los chicos no se atacan entre sí. Se apoyan mutuamente. Hay algo de amistad y hermandad muy presente en el libro", apunta.

Simon Brown coincide. Académico independiente y miembro del grupo de investigación de estudios de terror de la Universidad de Northumbria, quien ha impartido clases sobre King y es autor de "Screening Stephen King: Adaptation and the Horror Genre in Film and Television" (Proyectando a Stephen King: La adaptación y el género del terror en el cine y la televisión).

"La 'Larga Marcha' es tan sombría y deprimente", comenta entre risas.

"El único otro libro de King que se acerca a este nivel de desolación es 'Cementerio de Animales', que es un diálogo sobre la muerte", explica.

"Pero King no es pesimista. Cree en el poder de la decencia común, y la mayoría de sus libros terminan con la derrota del monstruo", aclara.

"'La Larga Marcha' es, evidentemente, un modelo de lo que se convertiría un libro de Stephen King: tomas a un grupo de personajes, los pones en una situación y ves qué hacen. Puedes verlo en 'La danza de la muerte', 'La cúpula', 'La niebla'…

"Sus libros no tratan de monstruos, sino de las personas que se encuentran con ellos. Aquí, no se trata de la caminata, sino de las personas que la recorren. Y todas son personas comunes", remata.