Los hechos ocurrieron en Indianápolis, Estados Unidos, en las décadas de 1980 y 1990. En total, el criminal serial mató a 27 personas, en su mayoría homosexuales.

Las desapariciones

Durante los primeros años de la década de 1990, cientos de jóvenes desaparecieron de las calles de Indianápolis, ciudad del estado de Indiana, y nunca más fueron vistos. La creencia común era que podrían simplemente haberse ido a ciudades más grandes como San Francisco o Nueva York, donde la homosexualidad no se consideraba pecado ni delito.

Pero, a medida que aumentaba el número de desapariciones, algunos miembros de la comunidad comenzaron a pensar que una razón siniestra podría estar detrás de este fenómeno. Uno de los poquísimos que se interesó por este asunto de la desaparición y probable asesinato de jóvenes homosexuales fue el expolicía convertido en detective privado Virgil Vandagriff, que ya venía trabajando en la búsqueda de muchachos gays que se evaporaron de la noche a la mañana en Ohio ya a comienzos de 1989. La diferencia con Indianápolis fue que en los casos de Ohio hubo cadáveres arrojados a lo largo de la Interestatal 70 y los periodistas hablaron de “Asesinatos de la I-70″. Cuatro de esas víctimas eran de Indianápolis.

Herbert Richard Baumeister

Herbert Richard Baumeister nació el 7 de abril de 1947, en el área de Currier & Ives Butler-Tarkington, en Indiana. Una hermana, Bárbara, nació en 1948 y le siguieron dos hermanos, Brad en 1954 y Richard en 1956. Cuando Herbert llegó a la adolescencia se hizo evidente que algo en él no estaba bien. Un amigo cercano de la escuela llamado Bill Donovan recordó que Herb caía en extraños ensueños, a menudo reflexionando sobre cosas como saborear la orina humana.

Herb Baumeister

Irresponsable y a menudo explosivo, el comportamiento del chico pronto llamó la atención de su padre, quien en secreto lo sometió a exámenes mentales. Una larga serie de pruebas diagnosticaron que era esquizofrénico y que tenía una base de personalidad de dos o más caras. No se sabe si el papá le dio algún tratamiento.

En sus años universitarios Herb permaneció como siempre sin rumbo. Abandonó los estudios y holgazaneó durante los siguientes cuatro años. Gracias a la persistencia de su padre, su hijo fue contratado por el periódico Indianápolis Star, donde duró lo que un suspiro. Su padre no cejó en el intento de darle un empleo y lo ubicó en la Oficina de Vehículos Motorizados.

En noviembre de 1971, Herb se casó con Juliana (Julie) Saiter en la Iglesia Metodista Unida de Indianápolis. Julie se sintió atraída por Baumeister, alto, de cabello claro y con cara de nene, y, en su conversación inicial, descubrieron que tenían cosas en común. Ambos anhelaban tener algún día su propio negocio.

Julie dejó su trabajo como profesora de periodismo en una escuela secundaria, ya en la segunda mitad de la década de 1970, para concentrarse en tener una familia. Además, Herb ganaba muy buen sueldo por entonces. Tuvieron tres hijos: Marie en 1979, Erich en 1981 y Emily tres años después.

Las extrañas relaciones sexuales y el esqueleto humano

Pidieron prestados 4000 dólares a la madre de Herb (su papá ya había muerto) y en 1988 abrieron Sav-a-Lot Thrift, una tienda que vendía ropa usada, artículos para el hogar y de segunda mano. La tienda ganó 50.000 dólares en su primer año. Pronto abrieron un segundo local. Convertidos en empresarios exitosos, en 1991 los Baumeister se mudaron al moderno distrito de Westfield, a casi 32 kilómetros de Indianápolis, en el condado de Hamilton. Allí compraron una elegante casa de estilo Tudor llamada Fox Hollow Farms, con cuatro dormitorios y piscina cubierta.

Si bien Julie pensaba que ese era el lugar ideal para criar a sus hijos, más de una vez la pareja tuvo crisis y se separó, aunque sea brevemente. La casa misma pareció sufrir la tensión dentro de sus muros: las habitaciones estaban desordenadas y descuidadas. Los terrenos de la casa quedaron cubiertos de maleza.

Detrás de la puerta del dormitorio, sus problemas matrimoniales no eran pacíficos. Más tarde, Julie admitió que ella y Herb habían tenido relaciones sexuales sólo seis veces en los 25 años que estuvieron casados. Julie nunca vio desnudo a su marido. Herb se vestía en el baño y cuando llegaba la hora de acostarse siempre se ponía el pijama, deslizándose entre las sábanas.

En 1994 su hijo Erich estaba jugando en el patio arbolado encontró, medio enterrado, un esqueleto humano completo. Al mostrarle el espantoso descubrimiento a su madre, Julie esperó la llegada de su marido desde la tienda. Cuando ella le mostró el descubrimiento del pequeño, él explicó que se trataba de uno de los esqueletos de su padre médico, y tema terminado.

Las primeras investigaciones

Virgil Vandagriff inauguró su firma de investigaciones privadas en Indianápolis en 1982. Desde su jubilación, en 1989, su empresa operaba las 24 horas. A ella llegó, en junio de 1994, la madre de Alan Broussard, de 28 años, para pedirle que investigara la desaparición de su hijo. Virgil se enteró que a Broussard lo habían visto por última vez saliendo de un bar gay llamado Brothers. Virgil publicó carteles en Indianápolis y en otros lugares que mostraban la fotografía de Alan y pedían información.

                                                                                                            Uno de los pubs que frecuentaba Herb Baumeister.

Vandagriff se enteró de que una detective de la policía de Indianápolis llamada Mary Wilson estaba trabajando en la desaparición de otros hombres homosexuales en toda el área, casos similares al misterio de Alan Broussard.

Al mismo tiempo, el detective encontró un pequeño artículo en una revista llamada Indiana Word sobre un hombre llamado Jeff Jones, de 31 años, que había desaparecido en Indianápolis a mediados de 1993, luego de concurrir a un boliche gay. Pero lo que convenció a Vandagriff de considerar estas desapariciones como algo más que circunstanciales fue enterarse de otra desaparición, la de Roger Allen Goodlet, de 34 años, que salió de la casa de su madre, donde vivía, para visitar un bar gay. Al igual que los otros dos hombres, aproximadamente de la misma edad, a Roger se lo tragó la tierra.

Vandagriff y su investigador, Bill Hilzley, recorrieron los clubes gays de la ciudad, pero no encontraron mucho. Los propietarios y clientes estaban demasiado asustados para hablar. De todas formas descubrieron que Roger Goodlet había abandonado el boliche Our Place con otro hombre (cuya descripción era vaga) en un auto azul claro con matrícula de Ohio. Desafortunadamente, Vandagriff encontró que la policía estaba “desinteresada” en la información que le dio sobre este caso.

Un tipo llamado Tony Harris conocía a Roger Goodlet por algunos encuentros nocturnos. Llamó a la madre de Roger para ayudar en su búsqueda y la señora lo puso en contacto con el detective Vandagriff. La historia de Tony Harris era increíble: había tenido un encuentro íntimo con un hombre que estaba seguro que era un asesino en serie.

Brian Smart

Según Tony, se había topado con este tipo en un bar, el Club 501. Era alto, desgarbado y silencioso. Sospechó que podía saber sobre la desaparición de Roger Goodlet, y se puso a hablar con él. Este hombre, que se hacía llamar Brian Smart, evadió las sutiles preguntas de Tony sobre Roger, pero, sonriendo, invitó a Tony a pasar la noche. Explicó que era un paisajista de Ohio y que vivía en una casa vacía en las afueras de la ciudad.

         La casa de Herb Baumeister y su esposa

El Buick de ese tal Brian se detuvo en una gran mansión de campo estilo Tudor, sin iluminación. Se bajaron del auto y entraron a la casa por una entrada lateral. Tony pensó que parecía amueblada al azar, incluso en la penumbra iluminada por la Luna, pudo ver que había muebles y cajas por todas partes. Siguió a Brian a través de una sucesión de habitaciones hasta que llegaron a una escalera descendente. “Vamos”, le dijo Brian, y añadió: “Hay electricidad en el sótano”. Lo condujo a una gran sala al pie de las escaleras. Tony sintió escalofríos al ver maniquíes alrededor de la habitación, representando varias poses. “Ellos me hacen compañía”, aseguró Brian al advertir la perplejidad de Tony.

Brian convenció a Tony para que fuera a nadar en lo que, según descubrió, era una piscina con la misma profundidad en ambos extremos. Brian habló de varios temas. Sin embargo, finalmente su expresión cambió. “Acabo de aprender este truco realmente genial”, susurró, recogiendo la manguera que yacía serpenteando en el borde de la piscina. “Si estrangulas a alguien mientras tienes relaciones sexuales, se siente realmente genial. Realmente sientes una gran emoción...”

“¡Hazmelo a mí!” dijo Brian. Se desnudó y se acostó en un sofá plegable en un rincón de la habitación y le indicó a Tony que le pasara la manguera por el cuello. Mientras lo hacía, se masturbó. Luego Tony colocó las manos de Brian en su cuello y se tumbó. A medida que la presión sanguínea aumentaba en su cabeza, Tony fingió estar inconsciente. Con los ojos cerrados, sintió que Brian se relajaba.

Una sonrisa casi como una confesión

Fue entonces que Tony decidió ser franco con su extraño compañero: “¿Es esto lo que le pasó a Roger Goodlet? Brian se limitó a mirarlo fijamente y su única respuesta fue una sonrisa. Al final, se quedó dormido. Esto le dio a Tony la oportunidad de explorar los cuartos superiores de la casa. Encontró juguetes de niños y ropa de mujer en todas las habitaciones. Debía descubrir el verdadero nombre de Brian Smart.

Desafortunadamente, antes de que tuviera otra oportunidad de espiar, Brian se despertó.

Al darse cuenta de que había descubierto un caso mucho más importante que el de una persona desaparecida, Vandagriff informó al Departamento de Policía de Indianápolis y se comunicó con su amiga la detective Mary Wilson quien ya estaba trabajando en otros casos de personas desaparecidas.

De hecho, ella había sido la investigadora principal de la desaparición de Jeff Jones, cuyos detalles coincidían con los informes sobre la desaparición de Roger Goodlet y Alan Broussard. También Mary investigaba las desapariciones de otros hombres de Indianápolis, Richard Hamilton, de 20 años, Johnny Bayer, de 21, y Allan Livingstone, de 28. Había más casos que se remontaban a principios de los años 90.

         Las víctimas de Herb Baumeister.

Mary admitió que Tony Harris podía ser la “conexión” que ayudaría a unir todas estas desapariciones. De hecho, había sobrevivido a una noche con el posible asesino.

Fox Hollow Farms

Envió a uno de sus investigadores, Bill Hilzley, que conocía muy bien las carreteras y caminos del área de Indianápolis, a registrar los suburbios del campo. Su búsqueda lo llevó al final de un largo camino de entrada en Westfield donde halló un letrero que decía: “Fox Hollow Farms”. Esta propiedad se parecía mucho a la descripción de Tony: grande, deteriorada y morbosa. Descubrió que pertenecía a una familia llamada Baumeister. Vandagriff dispuso que se hicieran tomas aéreas de la propiedad. Pero cuando le mostró las fotos a Tony, este no las reconoció.

Había pasado casi un año desde que Virgil Vandagriff y Mary Wilson comenzaron la búsqueda de un hombre llamado “Brian Smart”. Su verdadera identidad y su casa de maniquíes seguían siendo un misterio.

Suponiendo que la situación se había enfriado lo suficiente como para su reaparición en la escena gay, Herb Baumeister (o Brian Smart) decidió pasar por el bar Varsity Lounge la tarde del 29 de agosto de 1995. En el bar estaba Tony. Los dos charlaron tranquilamente. A final Tony consiguió anotar la patente de la camioneta en la que el tal Brian Smart o Baumeister se había marchado. A la mañana siguiente, le contó su aventura a Mary Wilson. La placa número 75237A no pertenecía a nadie llamado Brian Smart, sino a un tal Herbert R. Baumeister, de Westfield, Indiana. Vivía en una finca llamada “Fox Hollow Farms”, con una esposa e hijos.

Mary Wilson y su jefe, el teniente Thomas Greene, fueron a ver a Baumeister en su negocio el 1º de noviembre de 1995. Mary le dijo directamente que lo investigaban por la desaparición de varios jóvenes en Indianápolis, que él era sospechoso y que querían allanar su casa. Baumeister les respondió que debían hablar con su abogado. A los pocos días Mary fue a ver a Julie, la mujer de Herb, pues ella era copropietaria de la mansión de Fox Hollow y podía autorizar el allanamiento, pero Julie también se negó.

Siete meses después

Recién siete meses después, en junio de 1996 Julie aceptó que inspeccionaran su casa. Lo que había ocurrido en ese lapso fue que su marido se había convertido en un desquiciado; la vida en la casa era ya intolerable; tanto ella como Herb habían iniciado procedimientos de divorcio por separado. Ella se dio cuenta de que no sentía ninguna lealtad hacia quien había sido su marido.

El 23 de junio, Herb estaba fuera de la ciudad y Julie quería aprovechar esta oportunidad para contarle a Mary Wilson sobre aqurl esqueleto que uno de sus hijos había encontrado en su patio. Wilson fue hasta Fox Hollow Farms con el capitán Tom Anderson y el detective Jeff Marcum.

Julie Baumeister, con el abogado Wendling a su lado, se reunió con los agentes en la puerta de su casa esa tarde y los condujo al patio trasero arbolado. Allí señaló el lugar donde dos años antes su hijo Erich había encontrado un esqueleto. La razón por la que no había notificado a las autoridades hasta ahora, afirmó, era porque había creído la historia de Herb acerca de que los huesos no eran más que un esqueleto disecado. Ahora tenía dudas.

Cuando los hombres comenzaron a patear la hierba baja y los parches de tierra más allá del patio trasero, encontraron un hueso carbonizado. No estaban seguros de si era humano. Luego, cuando sus ojos se centraron en el área a su alrededor, se hizo evidente que esos muchos guijarros y rocas esparcidos no eran guijarros ni rocas, sino fragmentos de huesos. El abogado Wendling, mientras observaba a la policía recoger huesos astillados y rotos, se miró los pies y se dio cuenta con un escalofrío de que él también estaba parado sobre lo que parecían ser astillas de hueso, allí donde los chicos Baumeister jugaban. Se inclinó para recoger lo que obviamente eran dientes humanos.

Mary Wilson. entregó las bolsas de “evidencia” al antropólogo forense Stephen Nawrocki de la Universidad. Su respuesta no tardó en llegar: “Son humanos. Son recientes. Y han sido quemados”.

El cementerio secreto

El 24 de junio la policía regresó al lugar de lo que parecía uno de los peores crímenes jamás cometidos en Indiana. Ahora empezaba a parecer que el cementerio casero de Herbert Baumeister podría contener los restos de tantos jóvenes homosexuales que, a lo largo de varios años, habían desaparecido de las calles de Indianápolis.

Esta vez, otros funcionarios se unieron al grupo de búsqueda original, entre ellos una fiscal llamada Sonia Leerkamp. El forense Nawrocki también fue con dos asistentes para realizar una exhumación científica de lo que era un cementerio secreto. Nawrocki exclamó: “Parece la escena de un desastre masivo”.

Mientras la excavación continuaba, otros policías inspeccionaron el interior de la casa. Encontraron los maniquíes, el bar y la piscina, tal como Tony Harris los había descripto, y descubrieron algo que Tony no había visto la noche de su encuentro con Baumeister: una cámara de video semioculta que había sido utilizada para grabar los estrangulamientos.

“¿Cómo pudo Herb haber estrangulado, quemado y enterrado a estos hombres sin el conocimiento de su familia?”. Esta era la pregunta que se repetía en la prensa. Julie explicó que a veces, durante varios meses, especialmente en los veranos, ella y los niños visitaban a su suegra y Herb quedaba solo en casa. Al comparar los momentos de las desapariciones de las víctimas con los períodos en que ella y sus hijos estuvieron ausentes, los períodos coincidieron.

5.500 huesos, dientes y fragmentos de huesos

La búsqueda de los primeros dos días había producido la asombrosa cifra de 5.500 huesos, dientes y fragmentos de huesos que, según Nawrocki, correspondían a cuatro cuerpos. Sin embargo, había más.

Los vecinos de una granja adyacente cruzaron el cordón policial para informar que habían encontrado más huesos en su propiedad. Condujeron a los investigadores a un área cortada por una zanja de drenaje que separaba las dos propiedades. Hallaron en ese lugar costillas y vértebras. Los huesos eran tan numerosos y estaban más intactos que en las tierras de Baumeister, que incluso sobresalían visiblemente del barro. Las palas extrajeron no sólo más huesos, sino también latas de cerveza Miller Genuine Draft (la bebida favorita de Herb) y esposas con las cuales el asesino había sujeto a las víctimas. Cuando terminó la exhumación de esta zona, se estimó que 140 huesos pertenecían a otros siete hombres. El recuento de muertes había aumentado a 11 hombres asesinados. Sin embargo se cree que de 1980 a 1996 Herb Baumeister asesinó a 27 hombres.

No sería hasta septiembre que los antropólogos pudieron identificar algunos de los cuerpos, sólo cuatro, gracias a los registros dentales. Las cuatro víctimas eran: Roger Allen Goodlet, de 34 años; Steven Hale, de 26; Richard Hamilton, de 20; y Manuel Resendez, de 31.

¿Dónde estaba Herb Baumeister?

Había llegado a Canadá el 30 de junio y pasó varios días allí antes de conducir hacia el este a lo largo de la costa del lago Hurón hasta Grand Bend, Ontario.

Allí, en Pinery Park, la tarde del 3 de julio de 1996, Herb quitaría la última vida: la suya. Se puso el cañón de un revólver Magnum .357 en la frente y apretó el gatillo.

Fuente: TN