Cada 20 de noviembre se recuerda el enfrentamiento de 1845 en el que las tropas de la Confederación Argentina resistieron el avance anglo-francés sobre el río Paraná. La fecha invita a reflexionar sobre la defensa del territorio y la afirmación de la soberanía.- eldiariodecatamarca.com

Cada 20 de noviembre se conmemora en la Argentina el Día de la Soberanía Nacional, una fecha que recuerda la Batalla de la Vuelta de Obligado, un episodio histórico ocurrido en 1845 que marcó un antes y un después en la defensa de los intereses nacionales frente a las potencias extranjeras. Aunque este año el feriado se trasladará al lunes 24, la efeméride vuelve a poner en el centro del debate la resistencia argentina frente a la injerencia internacional.
La batalla tuvo lugar en el paraje conocido como Vuelta de Obligado, sobre el río Paraná, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. En aquel entonces, la Confederación Argentina se encontraba bajo presión por parte del Reino Unido y Francia, potencias que buscaban imponer la libre navegación de los ríos interiores del país para favorecer sus intereses comerciales y expandir su influencia en la región.
Ante el avance de una imponente flota anglo-francesa —integrada por alrededor de 114 naves, 22 de ellas de guerra—, la respuesta argentina fue inmediata. Con escasos recursos y una evidente desventaja logística, las tropas al mando de Lucio Mansilla montaron un sistema defensivo ingenioso y arriesgado: bloquearon el curso del Paraná con una gruesa cadena sostenida por botes y emplazaron cuatro baterías de artillería sobre la costa para impedir la navegación enemiga.
El 20 de noviembre de 1845, en las primeras horas del día, comenzó el combate. Tres lanchones argentinos intentaron detener el avance de la escuadra invasora, pero el fuego enemigo pronto se intensificó y alcanzó las posiciones defensivas. A las ocho de la mañana, la artillería anglo-francesa ya hostigaba con fuerza la costa, mientras los cañones argentinos respondían sin descanso. El desbalance era evidente: el poder de fuego extranjero triplicaba al local y contaba con tecnología muy superior para la época.
Aun así, las tropas argentinas resistieron durante diez horas. Cuando las fuerzas invasoras desembarcaron, la infantería criolla sostuvo el combate cuerpo a cuerpo con determinación. Sobre el final de la jornada, en un acto de arrojo que quedó grabado en la memoria histórica, la caballería comandada por Mansilla descendió hacia las aguas del río con la intención de abordar las naves enemigas.
Si bien la flota anglo-francesa logró finalmente romper el bloqueo, el enfrentamiento fue considerado un punto de inflexión. No sólo porque provocó un altísimo costo para las potencias extranjeras, sino porque dejó en claro que la Argentina no se sometería fácilmente a presiones que vulneraran su soberanía territorial y económica. Así lo reflejó el propio José de San Martín, quien desde su exilio escribió: "Ahora los poderes extranjeros han descubierto que los argentinos no son como empanadas que se comen en un solo abrir de boca".
El Ejército Argentino conmemora cada año esta fecha para recordar el valor, la resistencia y el sentido de pertenencia de los hombres que, aun enfrentando adversidades evidentes, defendieron la integridad del territorio nacional. La batalla, más allá de su resultado táctico, se transformó en un símbolo de identidad y en un recordatorio permanente de la construcción de la soberanía como proyecto colectivo.
En un país atravesado históricamente por disputas territoriales, presiones diplomáticas y desafíos externos, el Día de la Soberanía Nacional invita a reflexionar sobre la importancia de defender la autonomía política, económica y cultural, una tarea que, como muestra la historia, ha sido sostenida con determinación desde los primeros pasos de la Nación.
