Se debe trabajar para proteger a los más vulnerables y garantizar un futuro digno para todos los niños y niñas del mundo.

En un mundo donde la infancia debería ser sinónimo de juego, educación y sueños, aún persisten sombras de explotación y esclavitud que oscurecen la vida de millones de niños, niñas y adolescentes en todo el planeta. Este 16 de abril, el mundo se detiene para recordar la lucha contra la esclavitud infantil, una fecha que no solo conmemora la memoria de quienes sufrieron esta cruel realidad, sino que también sirve como un llamado a la acción global para erradicarla

Origen de la fecha

El origen de esta fecha remonta al trágico asesinato de Iqbal Masih, un niño pakistaní de apenas doce años que fue brutalmente arrebatado de la vida mientras luchaba contra la explotación infantil. Desde su más tierna infancia, Iqbal fue sometido a trabajar en fábricas de alfombras, donde la explotación y el abuso eran moneda corriente.

Sin embargo, en lugar de resignarse a su destino, a la edad de diez años, se unió valientemente a un grupo de activistas en contra de esta injusticia. En 1995, mientras andaba en su bicicleta fue asesinado de un disparo.

Su valiente lucha no sólo inspiró a otros niños y niñas a levantar sus voces, sino que también llevó al cierre de muchas de esas fábricas de la miseria.

América Latina, una región rica en cultura y diversidad, también enfrenta su propia batalla contra la explotación infantil. Con aproximadamente 12,5 millones de niños, niñas y adolescentes en condiciones de trabajo infantil, y un alarmante 77% de ellos realizando trabajos peligrosos, la región se encuentra en una encrucijada moral. A pesar de los avances legislativos y los esfuerzos de diversas organizaciones, la realidad es que muchos niños y niñas aún están atrapados en un ciclo de explotación que amenaza su salud, educación y bienestar.

Es crucial reconocer que en Argentina, como en muchos otros países, la explotación infantil es un delito grave. Existen leyes, pactos y convenios que protegen los derechos de la infancia y que prohíben cualquier forma de trabajo infantil. Sin embargo, la realidad nos muestra que muchas empresas continúan violando estas leyes, poniendo en peligro la integridad y el futuro de miles de niños y niñas.

Pero la explotación infantil va más allá del trabajo forzoso en fábricas o en campos. La trata de personas y la explotación sexual de niños y niñas son otras formas crueles de esclavitud que persisten en nuestra sociedad. Miles de niños son víctimas de estos horrores, robándose no solo su libertad, sino también su inocencia y su dignidad.

A nivel internacional, se establecieron convenciones y protocolos para combatir esta lacra. La Convención sobre la Esclavitud, firmada en 1926, declaró ilegal esta práctica y estableció un mecanismo internacional para perseguir a los responsables. Sin embargo, el camino hacia la erradicación total de la esclavitud infantil es largo y arduo.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, es un hito en la protección de los derechos de la infancia. El artículo 32 de esta convención prohíbe la explotación económica y cualquier trabajo que ponga en peligro la salud o el desarrollo de los niños y niñas. Sin embargo, su implementación efectiva sigue siendo un desafío en muchas partes del mundo.

En Argentina se promulgaran leyes para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes. La Ley Nacional 26.061 es un ejemplo de este compromiso. Sin embargo, la efectividad de la misma depende en gran medida de su aplicación y cumplimiento por parte de las autoridades competentes.